Los groomers se esconden detrás de una máscara que les permite ocultar su verdadera identidad para poder relacionarse con niños, niñas y adolescentes a través de distintas plataformas y redes sociales.
Como personas adultas es nuestro deber acompañar a las infancias y adolescencias en el entorno digital y brindarles herramientas para enfrentar los peligros del ecosistema de internet.